En un 2010 que parece que ocurrió hace 20 años, el Partido Republicano vivió una revolución similar a la que este año parece estar tomando forma entre los Demócratas. Dos años antes Barack Obama habÃa ganado la presidencia, y un par de hermanos con una fortuna superior a los 100 mil millones de dólares decidieron que no seguirÃan financiando a los viejos republicanos del establishment. Fue asà como nació el movimiento Tea Party, conformado por independientes de corte conservador que buscaban impulsar polÃticos de menos impuestos, menos regulaciones, y menos Gobierno.
La sub-bancada que dicho grupo formó en el Congreso adoptó el nombre de Freedom Caucus, y desde entonces ha sido una de las peores pesadillas para los moderados de ambos partidos. La poderosa sub-bancada ha saboteado en innumerables ocasiones esfuerzos bipartidistas por mejorar las leyes migratorias, aprobar presupuestos de egreso, y arreglar el sistema de salud. Todo lo que les huela a programas sociales o incremento al déficit es bloqueado de inmediato por el grupo en la Asamblea. Durante la elección de 2016, cuando quedó claro que Donald Trump serÃa el candidato oficial de los republicanos, los Kochs declararon una tregua y decidieron frenar sus ataques contra el presidente. Dos años y muchos roces después, la relación entre los Kochs y Trump finalmente reventó.
El fin de semana pasado Charles Koch advirtió en la conferencia anual que organiza de los riesgos del proteccionismo que impulsa el presidente. "La urgencia por protegernos del cambio ha condenado a muchos paÃses a lo largo de la historia", advirtió el magnate en un video proyectado durante el exclusivo evento. "Esta mentalidad proteccionista ha destruido a innumerables negocios".
El primer roce público entre los Koch ocurrió cuando David estaba a punto de jugar golf en uno de los campos del entonces presidente electo. Antes de que arrancara el juego Trump ordenó que no se le permitiera usar el campo
El primer roce público entre los Koch ocurrió cuando David, el menor, estaba a punto de jugar golf en uno de los campos del entonces presidente electo. Su acompañante era Harry Hurt, escritor y periodista que publicó en 1993 una poco halagadora biografÃa de Trump bajo el tÃtulo de "El magnate perdido: Las muchas vidas de Donald J. Trump". Antes de que arrancara el juego Trump ordenó que no se les permitiera usar el campo.
Obama apoyó a más de 80 candidatos pero ignoró a los radicales de Sanders
Charles ya amenazó con no financiar a algunos de los candidatos que apoyó en el pasado. La red de financiamiento polÃtico de los magnates, "Americans for Prosperity", ya dijo que no apoyará la candidatura de Kevin Cramer en Dakota del Norte, republicano que busca arrebatar la curul de la demócrata Heidi Heitkamp en uno de los distritos que los conservadores podrÃan ganar.
Hasta ahora, los poderes fácticos del sector conservador han mantenido un silencio respetuoso ante el caos desatado por Trump y su administración. No es un silencio gratuito. Detrás de todo el escándalo, Trump ha eliminado más regulaciones, nombrado a más jueces, y otorgado más recortes fiscales que cualquier otro republicano en la historia reciente. Sin embargo, su cruzada contra el libre comercio fue demasiado para los Kochs, quienes, como todo conservador libertario, están en contra de los impuestos y los aranceles, y son fieles creyentes en la magia del libre mercado.
La respuesta de Trump no tardó en llegar. "Los globalistas Hermano Koch, que se han convertido en un verdadero chiste en los cÃrculos Republicanos, están en contra de Fronteras Fuertes y Comercio Poderoso", dijo el presidente en un tuit el martes. "Nunca busqué su apoyo porque no necesito su dinero o sus malas ideas. Ellos aman mis recortes Fiscales y Regulatorios, elecciones Judiciales y más". Incluso aseguró: "Los he hecho más ricos. Su red está altamente sobrevaluada, los he vencido en cada paso".
La división entre el ejecutivo y los poderosos Koch, quienes son quizá los principales donadores al Partido Republicano, amenaza con convertirse en el último clavo en el ataúd de los republicanos en el Congreso
El mandatario acusó a los magnates que querer "proteger sus compañÃas fuera de EU de ser fiscalizadas". Trump insistió en que él apoyaba a EU primero y al trabajador estadounidense, "no soy tÃtere de nadie". Sin embargo, cerró su mensaje llamándolos "buenos tipos con malas ideas".
Otros grupos conservadores poderosos, como la Heritage Foundation, que aboga por ideales republicanos más moderados y no tiene una agenda tan radical como la de los libertarios Koch, también ha criticado abiertamente la guerra contra el libre mercado que el presidente ha emprendido. En entrevista con LPO, el analista Adam Michel confirmó ayer la preocupación que algunas de las posiciones del presidente provocan en el think tank, pues contravienen las creencias más firmes de los republicanos, entre ellas la del libre mercado y el libre comercio.
El que quedó atrapado en el fuego cruzado fue el vicepresidente Mike Pence, quien en el pasado ha recibido generosas donaciones de los Koch, y hasta el momento no ha condenado las crÃticas de sus exaliados ni se ha alineado con el presidente.
El presidente, quien disfruta de librar numerosas batallas al mismo tiempo, resumió su contraataque contra los hermanos, esta vez en un tono más hostil.
Charles Koch de los Hermanos Koch, que clama estar regalando millones de dólares a polÃticos a pesar de que yo conozco a muy poco que han visto eso (?), ahora hace la ridÃcula declaración de que lo que el Presidente Trump hace es injusto para los "trabajadores extranjeros". Él está en lo correcto, ¡AMÉRICA PRIMERO!
La división entre el ejecutivo y los poderosos Koch, quienes son quizá los principales donadores al Partido Republicano, amenaza con convertirse en el último clavo en el ataúd de los republicanos en el Congreso. Los conservadores aparecen hasta diez puntos por debajo de los demócratas en las encuestas, y es muy posible que pierdan su mayorÃa en la Asamblea de Representantes, lo que podrÃa ser terrible para Trump, cuya administración se verÃa inundada con requerimientos e investigaciones de las comisiones legislativas. Para cualquier administración un Congreso hostil serÃa problemática, pero para una que peca de indisciplina podrÃa ser desastroso.
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